Miyamoto gana el Príncipe de Asturias, ¿que ganan los videojuegos?

Oye, ¿quien es ese Sigerui que se ha llevado el premio?

El pasado miércoles alrededor de las 12 de la mañana se hizo oficial que Miyamoto ganaría el Premio Príncipe de Asturias de Cominicación y Humanidades 2012. Para nuestros lectores extranjeros, los P. de Asturias son los premios honoríficos más importantes de nuestro país, como los BAFTA a Inglaterra por ejemplo; no es que justifiquen la labor de la monarquía en nuestra nación de naciones y el gasto de ceremonias y seguimiento que proceda el chiringuito, pero digamos que son premios que de cierta forma reconocen la trayectoria de profesionales a nombre de un país. España. Y son tan necesarios como inútiles. Pero necesarios.

Que Miyamoto lo haya ganado habiendo ganado BAFTA, hecho un hueco en la Academy of Interactive Arts and Sciences y condecorado de mil y una formas y no solo en lo formal, es un halago, pero no mucho más grande que haya podido conseguir. Es un reconocimiento, pero no sería la primera vez que alguien le alaba por trayectoria. En este caso es más bien una necesidad imperiosa de nuestro país por fomentar la figura del videojuego. En A Rojo Vivo en la Sexta nada más saber el nuevo premiado le tildaron de autista y creador de seres solitarios entre otras cosas, “es indignante”, los reporteros de los informativos lo han llamado Sigerui y Miyamoito entre otras cosas (y mira que no es tan difícil leer japonés románico, es como lo leerías en español, no hay más); pero no es cuestión de defender al japonés sino de retractar la posición de la sociedad actual respecto al videojuego. Lo hace por sí sola.

Seguro que lo han oído alguna vez por ahí, ese objeto del diablo que aliena las mentes de los pequeños, los obceca a un mundo imaginario y falso, que les provoca mareos en 3D, auspicia los atentados terroristas poseídos por el diablo y que incluso los hace gays. Sí, los videojuegos y el porno son los males de la sociedad. ¡Este es el reconocimiento a los videojuegos! Miyamoto ha creado a Mario y su elenco de secundarios, a Donkey Kong, The Legend of Zelda, Pikmin, Yoshi, F-ZERO, Wii, Nintendogs y más cosas aún (y planea un personaje nuevo cara el E3 2012), todos ellos figuras en mayor o menor medida del videojuego. Y no es por quitar mérito a su trabajo, se lo podría haber merecido cualquiera, como Inafune y su Mega Man, Naga y Sonic, Yu Suzuki y Shenmue, Yamaguchi y Gran Turismo, Sakaguc… no, ese no. Se lo podía haber merecido cualquiera, pero Miyamoto es una figura de los videojuegos, un mito pese a quien le pese, y si se lo han dado es básicamente es para reconocer al mundillo videojueguil, que no recibe el trato que merece en nuestro país.

No lo recibe porque de primeras apenas desarrollamos videojuegos y tenemos pocas compañías punteras al respecto (Mercury Steam, Pendulo) y no multinacionales como Francia pueda tener con Ubisoft o Inglaterra con Electronic Arts, el resto siempre son grupos menores que duran muy poquito por norma habitual, crecemos muy lentamente. No lo recibe porque tampoco forma creadores de videojuegos porque las escuelas de diseño y desarrollo videojueguil son la gran mayoría privadas y cuesta su dinero llevarlas, además de que las universidades no van que chutan al respecto (la Univ. Camilo José Cela en Madrid y la Jaume I en Castellón, aunque esta puede que no salga al final). Y por supuesto: no forma y no tiene industria, tampoco crea puestos de trabajo. Desde las instituciones más altas, al contrario de la lógica moral, no se apuesta por la tecnología y el I+D al respecto cada vez es inferior (¡la crisis!) mientras se defiende la cultura del ladrillo y la educación actual en un ejercicio de idiotez soberana. Los videojuegos no tienen sitio en España, si hay mercado es porque somos más analfabetos que demás países y a los estudios sobre la enseñanza y paro juvenil me remito, y ser más tonto es comprar, gastar, tirar, comprar más.

Por supuesto en España hay personas con cabal y lógica, muchas más de las que aparenta a simple vista y con un valor mucho mayor que puedan imaginar. Y no lo digo por mí porque hay muchos y mejores escritores/as que yo y los pueden encontrar por la blogosfera con facilidad, pero en el fondo a cualquiera que ama y quiere los videojuegos, este premio les habrá sabido a gloria y han visto una parte de su “vacío e inepto” mundo lleno. Es un reconocimiento pírrico, pero es un reconocimiento a una industria que no ha recibido ni un halago por aquí. Y casi un reconocimiento pagafantas por cumplir, ya que era la tercera vez que Miyamoto salía entre los nominados al premio gracias a la petición del Gamelab para presentarlo al jurado. No lo ganó las dos primeras veces y no porque los rivales hayan sido menores, lo merecerán de igual forma igual que no apreciamos lo que ahí queda magnificado a simple vista. Podíamos estar equivocados, pero sí era necesario que España como nación diera un paso para cambiar alguna de sus facetas más erróneas: si este año no hubiera salido Miyamoto, probablemente no hubiera llegado nunca más porque a las tres veces erradas ya es para cuestionarte sus propuestas, pero bueno. Los videojuegos quedarán reconocidos o se tendrá una visión distinta de ellos por un día, quizá ni eso, pero será un bonito intento por cambiar y ya es algo mejor que nada, por lo que el premio está completamente justificado.

Luego pasará el tiempo y habrá que cambiar a largo plazo. Esto por lo que sea no lo suele hacer nuestro país por la vida, que tiene políticos veleta que en campaña bajarán impuestos y nada más llegar proclaman nuevas subidas, y no va por un lado precisamente. España actúa, pero actúa en un teatro, dando la cara al público y luego fuera de ella realizando todo lo que no querrán oír. ¿Va a cambiar en España nuestra posición en la industria videojueguil? No, ni probablemente lo vaya a hacer en los próximos años. Llamadme pesimista en un país que tampoco reconoce ser desarrollador de videojuegos como un trabajo (y es cierto, es igual a estar en el paro) y la escasa gente que sale formada al respecto abandona el nido de pájaros que se ha formado por aquí, a otros países en busca de trabajo (¡un saludo a Merkel!). Yo no creo que vaya a cambiar así. Tampoco tiene grandes figuras y empresarios que hayan apostado por los videojuegos de alguna forma para expandir el negocio a lo grande. Por ahora no, y quien sabe en el futuro tampoco.

Por lo tanto, ¿qué podemos concluir de la recerca de este premio? No mucho: un halago, pero también una excusa para no volver a mencionarlo en el futuro. Para algunos, uno de los premios más indignantes que haya dado nuestro país, para otros un tocino de cielo perfumado que hace años que no escuchábamos. Y nada más. No esperen nada más. En serio.

21 años, Valencia. Soy el jefe del blog, consumado ególatra que pone nombre a su propia web. En mis artículos busco la “esencia de los videojuegos”, aquello que los hace únicos e inimitables. A veces meto pullitas y chorradas varias para llamar la atención.

-> Géneros predilectos: plataformas, puzle, RPGs.
-> Evitar preferentemente: shooters, Final Fantasy, juegos de terror.

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