Sumergirse en el videojuego

Tú que no has tocado un videojuego en tu vida, tú que solo compras videojuegos en Navidad, tú que solo buscas el entretenimiento, tú que prefieres una serie conocida a todo lo demás: tú. Os hablo a todos esos que no sois fan de los videojuegos, pero no puede evitar caer en ellos cual mansa gacela, al juego anual de una compañía con dos cambios contados y al DLC de pago injustificado de las mismas. Tranquilos. Vosotros no sois culpables de nada, nadie te tiene que decir qué debes comprar bajo qué ofertas determinadas. ¿Querías un videojuego? Pues ahí vas a comprarlo sea del tipo que sea. Esta entrada no va a ser para criticarte por haber hecho nada malo, sino para intentar abrirte una ventana hacia el mundillo videojueguil en todo su esplendor, vivirlo con fervosidad y sútil pianura.

Ante todo esto no debe ser una invitación forzosa hacia un mundo inexplorado. Pongamos como ejemplo una barca en medio del gran océano y un grupo de buceadores preparados para explorar el inmenso azul y su infinitésima vida animal. Como buceadores primero debe tenerse siempre la firme mentalidad de querer introducirse en el océano, porque no vienes a aprender a nadar dos días ni a ver al monitor de turno. Si bajas es porque quieres descubrir una parte del videojuego que puede resultarte interesante o hacerte algún bien, teniendo en cuenta que debes moderar también tu tiempo sumergido y que afuera habrá más gente que querrá saber de tu odisea… o igual no, pero no podrás obviar el mundo real con todo lo que contiene. Dicho esto, agarra la bombona de óxigeno y lánzate al agua.

El videojuego solo necesita que al menos sepas bucear, que te muevas con soltura por el agua haciendo birguerías, y vuelvas arriba para respirar. El agua pálida e intransigente está fría y su alma recorre el vello con fanfarria en el viento, pero no temes al miedo y a la duda, solo subes. Y bajas. Y vuelves a subir. Cada bocanada es una idea y cada respiración una fuente inagotable de conocimiento. Adentro visualizarás la creación material en un mundo de fantasía, el sueño de Zeus bajo la mirada dormida (pero abierta) de Hipnos, un universo paralelo donde todo puede existir, pero todo puede ser objeto de duda, de crítica y lapidación. Porque están jugando con tu cara ociosa, no querrás divertirte “mal” o a regañadientes. Pero dentro de esta inmensidad fría y oscura a simple vista, ¿por dónde empezar? ¿Querrás acercarte al arrecife de atolón que te rodea, visualizar la perfección estructural de los peces al unísono o maravillarte ante las estructuras carrascosas del mar? Bueno, tú decides.

Es normal que, como sucede en tantas otras cosas, introducirse en algo puede llegar a ser muy complicado porque no sabes donde tirar o qué escoger. ¿Buscar algo sencillo para empezar, o uno de los grandes del videojuego? ¿Almejas o mejillones? Quizá no debas ponerte el listón muy alto desde el principio; no todos los días verás ballenas blancas ni delfines rosados, a veces verás una mísera clóchina y ni podrás degustarla a gusto. Es recomendable hacerse con un videojuego cualquiera y examinarlo con minucia y sosiego. Si pides la luna evidentemente pueden faltarte detalles y referencias del juego que no las obtendrías a primera instancia; mientras que si escoges algo más templado, resulta más fácil de asimilar… aunque no todo dependa de las apariencias. Vas un poco a ciegas, mareado por la magnificiencia del océano, tendrás nervios y no sabes si has escogido bien.

Es posible que observes tu burbujeante alrededor y verás que las sardinas son muy populares en esta zona, que hay una variedad enorme de ellas y entre todas, una sardina plateada popular en la costa santanderina. Al ser más conocido, probablemente te entren ganas de aproximarte a ellas para visualizarlas y observarás como cada una tiene algunos rasgos distintivos que las hace únicas en su especie. En los videojuegos es un poco igual, no observas primero si algunos juegos son más buenos que otras, sino primero tratas de degustarlos al punto, y luego ya opinar. Descubrir el videojuego es una de las cosas más maravillosas del mundillo, ver como cada uno apela a algo distinto y desde un enfoque alternativo (unos buscan la diversión, otros elaboran argumento, otros buscan dificultad al máximo…), solo cuando tienes esa sensación de ya haberlo visto todo, se pierde esa magia y la diversión con ella. Si te gusta una sardina (o género), siempre puedes probar más de esa especie y más variadas; y si no te gustan puedes desviarte a ver donde pueden haber arenques, percas, lubinas y más seres vertebrados por el mar.

Como todo en la vida, profundizar en el videojuego supone conocer más sobre él y tener la capacidad de poder sumergirse en el agua durante más tiempo y a mayor profundidad, descubriendo peces poco comunes o incluso inexplorados. Es la clásica fórmula de rizar el rizo aplicada al buceo interactivo, no quedarse en la base ni los diez primeros metros, sino investigar más allá por tu cuenta para descubrir joyas impresionantes que poca humanidad ha llegado a conocer. Si has llegado a este punto, has logrado convertirte en un jugón de pura cepa, y no por ello resulta distinto o el mundo queda distorsionado, sino que solo subías y bajabas (y volvías a subir, y volvías a bajar) para explorar con tu bombona de oxígeno, y nada más. Descubrir las maravillas del mundo, verlas en primera persona, ¿no ha sido éste el sueño de toda persona? “La vida sin arte sería un error” decía un ambiguo filósofo…

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  • pixfall

    Magnífico comentario! Sumergirse en un videojuego siempre es una experiencia única. Desde que me inicié en esta afición, cada vez que introduje o introduzco un nuevo cartucho o disco hay una sensación de emoción y misterio, esa premura por descubrir que es lo que me voy a encontrar frente a mis ojos. Y a pesar de todos los años transcurridos, esa emoción sigue presente, aunque tengo que reconocerlo que cada vez se me hace más difícil sorprenderme con alguna mecánica de juego en particular. A veces quisiera poder retroceder el tiempo para volver a asombrarme con aquellos ingeniosos ingredientes y elementos que ahora son el pan de cada día.

    • http://www.pepinilloguerrero.com/ pepinilloguerrero

      ¡Gracias por comentar! Es normal que al hacerte a la mar, luego resulta más difícil que la mar te sorprenda, pero a poco que le vayas dedicando tu tiempo puedes encontrarte con más maravillas de las que puedas imaginar. Meramente poético.

      Y sí, se puede decir también “la” mar además de “el” mar :)

  • http://zonacetra.wordpress.com/ GredXII

    A mí es que me gusta disfrutar de la gran mayoría de enclaves de este mar. Y muchas veces por pequeña que sea una modificación en algún lugar que ya he visitado me detengo y la observo para ver si es de mi agrado o no.

    La superficie a veces tampoco es tan mala, todo depende de en que zona de la superficie te encuentres y cuales sean tus objetivos. Pero lo cierto es que una vez que empiezas a bucear, la experiencia suele ser tan interesante que a veces te olvidas de volver a la superficie. A veces un paseo relajante por la superficie, es más seguro que investigar el fondo oceánico, todo depende de lo aventurero que te sientas cada día.