Paris-Dakar: Rally Special
En el mundo existen fenómenos paranormales que nadie nunca puede demostrar y que carecen de la más mínima respuesta objetiva e imparcial. Y no me refero a fantasmas, niñas en en espejo, poltergeist ni Leonardo Dantés por el estilo, solo hay que ver la naturaleza de este juego para darse cuenta de que lo paranormal está más cerca de lo que pensamos. Hablo de Paris-Dakar Rally Special, un videojuego de NES desarrollado por Sony (dejo aquí el consiguiente paréntesis para imaginar un título de Sony en NES, además original) en el año 1987 como fruto de la licencia que tenía para desarrollar un juego del famoso Paris-Dakar. Eso sí, cualquier parecido con la realidad será pura coincidencia, porque el juego lo lleva hacia su terreno lleno de inverosimilidades y paradojas temporales, razón por la que lleva la coletilla de “Rally Special”. Y efectivamente, especial lo es un rato.
La principal característica general de este juego de NES durante las 8 fases que ocupa es ir alternando géneros, controles, situaciones y paridas descomunales en una aventura nada convencional a lo que pueda parecer un rally normal, y ahí radica su diversión tanto como su potencial adictivo. Cada fase es completamente distinta a la anterior, y ahora vamos a ir describiéndolas una a una para que os hagáis una idea de la rallada que tenemos delante. Solo unos aportes más a nivel general: hablamos de un juego cortito, con unos controles un poco mejorables, un cartucho muy entretenido… y a la vez muy frustrante debido a su altísima dificultad y diseño de niveles mejorable. Todo parte de su contra, y aun así es muy probable de que te acabe gustando. Es la magia de NES.
Día cero: preparación. El juego no arranca el rally desde el inicio, sino que encarnaremos a un hombre de unos 20-50 años que un día se le ocurre que podría correr el Paris-Dakar… pero tiene que ir obteniendo todo lo que le haga falta para competir (coche, neumáticos, gasolina, etc.) en una aventura gráfica muy simplona y como mandan los cánones de la época: una serie de acciones a un lado que provocarán una retahila de texto correspondiente a cada apartado. Como la mayoría de gente que lee este artículo probablemente no sepa japonés (ni siquiera el autor), os diré que la solución más fácil es pulsar a todo en todos los rincones que hayan por el mapeado que nos desplazaremos. Y punto, no puedo daros un consejo mejor. La aventura no tiene ninguna variable a tener en cuenta como el dinero, ni penaliza las acciones del jugador, que irá consiguiendo las cosas que necesite y acabar por último visitando las oficinas del Paris-Dakar para inscribirse y viajar hacia los Campos Elíseos. Hasta aquí la tortura linguística, a continuación la tortura existencial.
Día uno: salida de Paris. La carrera comienza con un nivel clásico del mundillo, un juego de conducción vertical en el que tendremos que ir esquivando los coches que nos encontremos por el camino. ¿Quién no ha jugado algo así parecido, siquiera en las consolas gafapastas que se vendían con el Tetris? Obviamente no todo iba a ser tan sencillo como parece y habrá que sumar coches que vendrán por detrás a velocidad NASCAR justo para estrellarse contigo, apareciendo siempre justo por detrás de tu trayectoria. Además, habrán neumáticos tirados por la carretera y el público te lanzará piedras. Confirmado: hay tribus aborígenes antes de cruzar el estrecho. La cantidad de obstáculos a esquivar será siempre muy alta durante todo el juego y la dificultad será muy alta ya desde que pises el acelerador. Es un nivel bastante largo y solo podrás recibir dos toques (de cualquier cosa, y digo CUALQUIERA) para poder completar el nivel, uno más y será Game Over. Afortunadamente, el juego te dejará reiniciar el nivel desde el principio y no te hará comenzar desde la aventura gráfica, para que no sufras.
Día dos: trayecto callejero. Nivel completamente urbano en el que manejaremos nuestro coche en una perspectiva a vista de águila moviéndote por las calles de alguna ciudad grande, por recorrido diría Barcelona. La cosa pinta fácil si no fuera porque tus rivales querrán estamparse contigo y encerrarte en este particular laberinto mortal. Afortunadamente, tenemos a nuestra disposición un motor escacharrado que podrá dejar manchas de aceite por la pista, lo que provocará que los rivales se desvíen de su camino. Los controles pueden llegar a ser muy puñeteros en este nivel, porque deberás estar en una posición determinada para poder girar bien en los cruces, en caso contrario te quedas en el mismo sitio y será fácil que te den los otros coches. Afortunadamente, es un nivel más cortito (no por ello menos difícil) y la velocidad no será un factor a tener en cuenta. Sí el tiempo, porque apenas tendrás unos minutillos para llegar al final. Una vez completes una fase, habrá un minijuego que te dará tiempo y gasolina extra para la siguiente fase, aunque suele ser bastante intrascendente.
Día tres: aventura andaluza. El camino por las montañas nos llevará a un nivel de acción lateral donde desplazaremos el coche de izquierda a derecha, acelerando y frenando según convenga para esquivar obstáculos en forma de salamandras, aves que cagan huevazos, puentes agrietados (se rompen, como no podía ser de otra forma), rocas gigantes, troncos y más. El coche adquiere en este nivel la posibilidad de disparar para quitarse obstáculos de encima, pero solo hacia el frente. Será suficiente para avanzar progresivamente, pero habrá que tener mucho cuidado de no caerse por un barranco, lo que será Game Over automático. En algunos puntos del nivel habrá que salirse del coche y saltar un poco en pequeñas plataformas para pulsar un interruptor que abra el camino. Y son estos puntos de los más frustrantes del juego, porque el conductor salta rematadamente mal y se suele caer por el camino, es posible que no avance ni diez centímetros con la inercia del movimiento. Los controles no ayudan nada en este punto, que te puede hacer perder un tiempo valiosísimo camino de meta y tu paciencia por el camino. Al fondo, las Alpujarras granadinas y Sierra Nevada, sin nieve.
Día cuatro: el estrecho de Gibraltar. Si te parecía raro lo que llevamos de juego, nos encontramos ahora con un nivel ¡acuático! donde el coche misteriosamente se podrá manejar como un submarino y conserva la capacidad de disparar hacia adelante. Nos aproximamos más hacia un shooter lateral teniendo que golpear a todos los pececillos (y no tan pescados) del fondo marino para evitar implosiones en el océano, pero no todo será tan sencillo. A la organización de la carrera, o no le gustas mucho o cree que necesita más audiencia para contentar a las masas enfurecidas, así que no se le ha ocurrido mejor idea que lanzarte bombas desde el cielo y torpedos bajo el agua. Sí. Es un nivel más cortito que los otros seis, pero a la vez muy intenso y peligroso por el camino. Sobre cómo es capaz ASO de programar una etapa marina y que los coches progresen bajo el agua, no tengo ni idea.
Día cinco: el desierto sahariano. Bueno, estamos ante la misma esencia del Paris-Dakar, la bellísima soledad de las maravillas de la naturaleza rota por el fragoroso sonido de los motores cruzando las dunas. Aquí más que dunas habrá un cañón por el que nos desplazaremos. Y más que soledad habrán escorpiones, serpientes, otros coches, cuervos que lanzan rocas enormes, tornados, Digletts (lo juro), abismos y trampas acuáticas que te obstaculizarán durante el nivel más largo de todo el juego. Más que supervivencia, es religión, estar rezando desde la primera imagen de la carrera para que no te encuentres con nada por el camino. Volvemos a jugar en un nivel de desplazamiento vertical (igual que el primero) manteniendo la capacidad de disparar hacia adelante y con un espacio más ancho por el que desplazarse, pero con obstáculos mortales como unas bateas que debes ir cruzando por un tramo acuático, sin hundirte que será Game Over automático, y lamentablemente el juego está muy bugeado en ese punto, tanto que tendrás que repetirlo varias veces para poder dominar el paso. Si Dios existiera, no habría diseñado este nivel.
Día seis: la tercera Guerra Mundial. Literalmente. El desplazamiento en este nivel será automático, vertical, y solo tendremos que manejar a nuestro coche de izquierda a derecha. Delante aparecerán tanques y cazas disparando a saco contra el líder de la carrrera… que serás tú obviamente. Por fortuna contabas con ello y decidiste instalar, con la ayuda de la MTV Tuning, metralla pesada por un lado y antiaérea por otro. Tendrás que ir alternando entre A y B para disparar estos dos tipos de munición y derribar al enemigo invasor, teniendo en cuenta que la munición terrestre no afectará a los cazas y el disparo antiaéreo no dañará a los tanques. Se pueden derribar en un golpe, pero lo difícil está en esquivar los proyectiles que te lanzan, sobretodo cuando el camino se estrecha. Sobre cómo acaba la guerra no lo sé, pero yo suelto que la organizadora ASO es francesa… no penséis mal.
Día siete: el camino costero hacia Dakar. ¡La última fase de la carrera! Ya no habrá que disparar más, no más abismos imposibles, no más horteradas por el camino: tú solo por una carretera cercana a un acantilado, dispuesto a llegar al final de la ruta en otro nivel de desplazamiento vertical. El problema es que la pista es muy estrecha, habrán numerosos coches por el camino estorbando, curvas muy pronunciadas por el camino, un límite de tiempo muy cuestionable y el mar justo al ladito esperando para devorarte. Es el desafío final. Extrañamente el coche gira de una forma bastante brusca y tiene que ir haciendo zig-zag en la trayectoria constantemente para avanzar, lo cual resulta prácticamente imposible hacerlo a altas velocidades. Pero la meta estará ahí, y con ella la gloria eterna hasta que la gente se olvide del Dakar. Tras el siguiente concierto de Ximo Bayo.
Estampidas de coches, persecuciones locas, aves cagaleras, medusas, torpedos, bateas, guerras mundiales, gente que salta 10cm en longitud… ¿quién no querría jugar a un juego así de original y entretenido? El principal problema de este Paris-Dakar Rally Special -más allá de que no saliera de Japón- está en lo mediocre de muchos de sus apartados. El control puede llegar a ser muy puñetero en determinados eventos de algunos niveles. Está bien que los añadan para dar más variedad al juego, más atractivo y más enganche, pero ni uno se controla bien, ni uno. El diseño de algunos niveles es mejorable y otros están un poco llenos de bugs que pueden saltar en cualquier momento (en las bateas precisamente es MUY frustrante).
El apartado gráfico, insustancial para la experiencia jugable aquí como siempre, es un tanto mediocre y muy poco trabajado aún estando en 1987. Las animaciones en general son malísimas o inexistentes, el detalle en los sprites de personajes y vehículos mejorable y la paleta de colores elegida molesta un poco a los ojos, especialmente a alta velocidad. Así mismo, conserva las físicas extrañas que contienen todos los juegos de Sony sin excepción, aquí uno más. El apartado sonoro al principio no es muy interesante que digamos y sonará más a chirridos agudos que a música de videojuego. Hasta que no nos metamos bien entrado en el rally Dakar para escuchar algunas melodías bastante chulas con el sonido característico de la NES. Las 8 fases pueden completarse en media hora si eres un dios de la velocidad, en otro caso estarás horas y horas intentando pasarte un único nivel, porque la dificultad está siempre muy por encima de tus posibilidades.
En todo caso, ¿serás capaz de soportar los mil y un errores del juego para meterte en la experiencia de conducción definitiva? Tendrás que pasar penurias de las buenas para poder disfrutar de Paris-Dakar Rally Special. Es algo único en el mundillo, pero también muy poco inaccesible… que caiga sobre vuestras cabezas la semilla de la duda.