Evoland
Una característica clave de los desarrolladores indie es su afán de protagonismo. La necesidad que tienen para manifestarse en cuerpo y alma delante de un mundo que lo ignora, que no le da salida y que, a ciencia cierta, decide apsotar por productos conservadores que no representan sus ideales. O quizá también porque no lo valen. Solo los grandes tienen la posibilidad de cambiar la historia, los pequeños tienen la posibilidad de responderles con argumentos más convincentes, aunque su escaso margen de maniobra los convierte en anónimos. Solo si su argumento es novedoso y rompedor, pueden crecer y manifestarse con paso firme en el mundo del videojuego. Y en esas que la innovación es su caballo de batalla para construir sus (breves) ambrosíacas obras. Los chicos de Shiro Games son un desarrollador independiente más que sigue la senda inveterada.
Cinco chicos han estado detrás de Evoland: el ideólogo Sebastien Vidal, el programador Nicolas Carnasse, dos chicos en los gráficos 2D, y al margen del estudio Camille Schoele en la banda sonora. La idea principal que motiva la adquisición de Evoland es la evolución docugráfica de la historia del videojuego de acción y aventuras durante varias épocas… o algo así pretendía. La clave vital ante todo es la constante evolución, improvisación y mejora alguna de un videojuego que, al principio parte en una pantalla 8-bit monocolor donde solo puedes moverte a la derecha. Alcanzas un cofre y adquieres la tecla para moverte a la izquierda. Alcanzado otro cofre puedes ver la totalidad del escenario, sigues ganando un scroll, la habilidad de atacar con una espada, de pasar del monocolor a los 256-bits de color, aparecen save-points, sistemas de juego diversos, marcadores de vida, menús, dinero, etc… El juego parte de la nada hasta ser un videojuego homenaje a una industria que ellos han amado y adorado.
El argumento, ideas y mentalidad que ofrece el juego no es la clave que lo mueve (chico conoce a chica, tienen que enfrentarse al mal juntos, FIN) sino la innovación. La gracia de Evoland está en la aportacion de nuevos sistemas y cambios que transforman la jugabilidad y llegan a cambiarla de forma radical. Partiendo desde un juego de acción 2D monocolor con claras comparaciones a la serie Zelda, pronto nos veremos luchando en un mapamundi con combates por turnos a lo Final Fantasy o bien en un valle tenebroso con el videojuego transformado en un claro homenaje a la serie Diablo: miles de enemigos, golpe de espada para acabar con ellos y un marcador de vida representado en forma de círculo. El videojuego es un proceso partido de la nada.
Y remarco “de la nada” porque esto es clave para entender Evoland. No estamos ante una obra muy compleja, meditada y elaborada; sino que partimos desde la misma improvisación y la hilera de cofres desbloqueables por el camino para avanzar como juego, no podemos esperar un gran argumento una gran estructura jugable porque Evoland se compone de momentos sueltos sin una gran unión: es un juego a pedazos. Aunque los creadores no lo indican, podríamos dividir el juego en varias fases, unidas porque sí a un recorrido pasillero, sin muchos secretos ni sorpresas porque la jugabilidad no es atractiva: requiere solo del cambio para entretener y provocar alguna risa, pero nada más.
Dentro del homenaje, las dos series que más adulaciones reciben son The Legend of Zelda y Final Fantasy. El juego irá alternando los sistemas de juego de ambas dentro de su camino evolutivo: por un lado juego de acción 2D con un sistema cuadriculado, vida con corazones y el uso de la espada, bombas y flechas para resolver puzles en un espacio-tiempo reducido; por otro lado tendremos un mapamundi pasillero y un par de mazmorras aisladas donde aparecerán esporádicamente combates por turnos para luchar contra enemigos con claras reminiscencias a Mario y FF. El sistema es realmente simple y cada X combates se sube de nivel y se mejora un stat aleatorio del protagonista, pero no aprende nuevas habilidades, no hay PM para regular el uso de ataques especiales y no hay táctica alguna: o atacas o te curas con un objeto. El dinero que ganas podrás gastarlo en dos tiendas con un contenido realmente escaso… y ya está.
Aquí encontramos el gran error de Evoland: es simplísimo y muy fácil. No aporta nada que no tengan otros géneros, su batiburrillo se aguanta porque va aportando nuevos elementos que evitan la repetición; pero cuando a la hora de juego se va quedando sin ideas más allá de la pura evolución gráfica, entonces nos encontramos con un problema gordo de base, jugabilidad y entretenimiento directo con un título que se hace insoportable. Si además, dura 3 horas (4 siendo generosos) y prácticamente has visto casi todo el contenido del juego durante este tiempo, pues nos encontramos con un producto realmente corto que no explota para nada sus capacidades. Mira que podría explotarse mucho mejor la evolución, jugar entre varias etapas, visitar otros lugares adelante y atrás en el tiempo… entendemos que es una proeza realmente difícil de realizar y organizar dentro del juego, pero aquí en Evoland todo acaba resultando tan simplón que decepciona por todos lados. La recta final está incluso rápidamente forzada para concluir el juego con un sanseacabó y viva la virgen por el estilo.
Además, hay otro punto en el que Evoland falla estrepitosamente y es el objeto de creación. El juego parte como un pequeño homenaje a los juegos de acción y aventuras de los 80 hasta la actualidad mediante una progresión evolutiva a nivel gráfico, hasta ahí podemos llegar. Lo que no puede ser es un nulo esfuerzo e imaginación por parte de los creadores para evitar la referencia directa, copiando directamente algunos de los sucesos de las series “homenajeadas” sin ton ni son. Por ejemplo, un chocobo se encuentra como “Chokobo” y con un parecido bestial a los chocobos de la serie FF. ¿Tan descaradas son las referencias? Pues si digo que hay un tal Cid, un jefe llamado Kefka y una chica mu… (pss, cállate Sergio) …pues parece más una calcomanía barata del tres al cuarto.
El contenido es superreducido, pero han incorporado dos elementos secretos para darle un poquito de vida útil al juego: 30 estrellas secretas y 23 cartas relativamente escondidas por todos los escenarios y que suponen el mayor reto a conseguir por parte del jugador; todo para probar el Duel Battle, un minijuego muy pero que muy parecido al Triple Triad (¡EL HORROR!) de FF8. Con muchas menos posibilidades, por supuesto. ¿Véis como se van repitiendo los patrones? Evoland falla a la hora de crear, de identificarse como juego original y entretenido. Su jugabilidad es superlimitada y confeccionada a base de pedacitos, su argumento es insulso y además está “inspirado” en las grandes series; y encima su elemento rompedor que es la evolución se queda sin ideas demasiado pronto pese a la poca longitud del juego. Solo puede catalogarse de un producto decepcionante y que no cuesta los 9€ (¡y rebajados!) con los que salió en Steam.
El apartado de gráficos es el más destacable de Evoland. A medida que evoluciona va pasando de 8-bit monocolor, 16-bit llenas de matices, escenarios 3D planos, siguiendo por texturas elaboradas, iluminación y algunos detalles más implementados como el famoso Mode-7 o los mapas ASCII de los Final Fantasy de PlayStation, conservando sus cutricontroles tipo “pulso izquierda y el monigote se mueve arriba a la derecha”. Obviamente no estamos ante un título puntero ni pretende mostrar gráficos de última generación, pero la estética medio infantil, medio cartoon que muestra en sus diseños no está del todo mal. El diseño de escenarios en cambio, es todo lo menos inspirado que puede estar un videojuego; además que las referencias copy&paste de los juegos que “rinde homenaje” son tan descaradas que hacen daño a la vista. Parece que estemos jugando a un título hecho por casa… bueno, lo hicieron en sus casas, seguro. El apartado sonoro es sencillamente horrible y no merece ninguna mención.
Evoland es un fracaso absoluto, una idea completamente desaprovechada que no despunta por ningún lado, que es cortísima y casi ni es original. Shiro Games podía haber hecho mucho más por el camino, comenzando por una duración respetable y una mejor explotación de las innovaciones que se encuentran por el camino. Ahora mismo solo puede venderse el juego por la coletilla “indie” con la que viene acompañada. Y es cierto que con los desarrollos independientes hay que ser cauteloso, respetar que su trabajo ha sido encomiable siendo un reducido grupo de personas quienes lo desarrollaban y teniendo en mente que el budget económico del que gozarían sería más que limitado, propio de España. Son juegos hechos con dedicación y alma, pero merecen el mismo criterio y valoración que un videojuego comercial, porque así han salido al mercado y los usuarios de Steam les han dado la iniciativa vía Greenlight. No podemos hacer doble rasero y perdonarles los errores que otras compañías cometen, con nuestra persecución por detrás. Dicho esto, Evoland es una castaña. Y punto.
Para finalizar, es muy recomendable jugar la versión gratuita de Evoland en navegador. El prototipo del juego original solo toca las 2D y dura como media hora, pero incluso puede llegar a resultar la versión más completa y redonda del videojuego. Si juegas esto, ya puedes decir que has visto casi todo Evoland.